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qual debe el nombre de rinoceronte. Su cintura no es menos singular é irregular se eleva en el lomo, y forma una eminencia transversal con tres ángulos, que parece una especie de capilla, por lo qual lo llaman tambien frayle: esta eminencia es mucho menos considerable en la hembra, la qual tampoco tiene cuerno en la cabeza. Todo el cuerpo del animal es de un color moreno castaño, sus estuches son lisos, y su vientre un poco velludo se encuentran muchos en las huertas y en las maderas podridas: su larva se parece enteramente á la del escarabajo. Tal es la descripcion que Geoffroy da de este insecto.

Ignoro si su larva ó gusano permanece tanto tiempo en la tierra, antes de pasar al estado de crisálida, como el del escarabajo melolonta lo creo sin embargo, porque lo he encontrado en la misma época, de un tamaño muy desproporcionado para haberlo adquirido en el mismo año: vi que su larva se diferenciaba de la de aquel, no en la forma, sino un poco en el color. El del rinoceronte es un gris mucho mas obscuro, y los puntillos colocados á los lados de los anillos de un color bastante negro. Qualesquiera que sean estas diferencias, tal vez accidentales, lo cierto es que las larvas de estos dos insectos llegan en pocos años á destruir un alfalfar, principalmente si se multiplican.

He exâminado atentamente la marcha de estos insectos, y siem-, pre he observado que el escarabajo en su estado de insecto perfecto, elegia para enterrarse á poner sus huevos el sitio que estaba cubierto con el excremento de los bueyes, de los caballos, ó de las mulas que habian servido para sacar la alfalfa del campo. Estos excrementos impiden la evaporacion de la humedad de la tierra, le conservan su frescura, y la hacen menos dificil de que el insecto la penetre así sucede en las provincias del mediodia, donde la tierra está á veces tan dura y tan seca por su superficie, que el insecto tiene que recurrir á esta pequeña pero ingeniosa estratagema. Me parece que no sucederá así en las provincias del norte, donde son mas freqüentes las lluvias, y donde el animal puede por consiguiente penetrar con mas facilidad en la tierra: sin embargo, en caso de necesidad el mismo instinto deberá conducirlo.

Este hecho parecerá acaso extraordinario; pero me he convencido de él de un modo tan positivo, que no me queda duda alguna he aquí cómo hice este descubrimiento. Habiendo visto que una boñiga de buey, despues de haberse secado al sol, estaba sublevada en todas sus partes por la nueva alfalfa que brotaba debaxó, le di un puntapie, y observé que en el lugar que antes ocupaba, estaba la tierra mucho mas húmeda que la de los alrededores y cribada de agujeros redondos. Creí desde luego que habian sido hechos por el escarabajo, scarabæus totus niger, capite inermi, el

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escarabajo gris, scarabæus pillularius, y en fin por los diferentes insectos, llamados copris en latin, que viven entre las boñigas. Me volvia ya á casa sin poner mas atencion en esto, porque estaba preocupado por una idea natural; pero en el camino reflexioné sobret la anchura del orificio de los agujeros, y me chocó tanto, que me hizo dudar. El escarabajo melolonta no podria entrar por los agujeros abiertos por los otros escarabajos de que acabo de hablar, y hubieran sido tambien mas anchos si los hubiesen hecho las cigarras para enterrarse. En esta incertidumbre,, tomé el partido de volver atras, hice abrir la tierra, y despues de haber cavado hasta ocho ó diez pulgadas de profundidad, encontré los escarabajos melolontas, aunque no en número igual al de los agujeros que habia visto, porque los demas habian ya penetrado mas hondo. Despues de algun tiempo tuve oportunidad de hacer la misma operacion, y en vez de escarabajos melolontas encontré el escarabajo rinoceronte. Estos dos sitios se señaláron inmediatamente cada uno con un piquete fixado en tierra casi hasta el cabo, para que no lo pudiesen ar

rancar.

Estaba yo muy contento con mi observacion; pero quál seria mi asombro quando al año siguiente no ví huella alguna de los estragos causados por las larvas de estos insectos? No sucedió así al segundo los gusanos ó larvas no eran bastante fuertes el primero para atreverse con las raices perpendiculares de la alfalfa; pero el segundo año ví que los pies de la alfalfa, muy verdes la víspera, se marchitaban al dia siguiente, y se secaban á los tres ó quatro : entonces cogiendo estos tallos los arranqué sin trabajo con la mano, y sacaban solamente la parte superior de sus raices, que estaba picada, roida y cortada. No dudé desde entonces que este estrago debia atribuirse al melolonta y al rinoceronte; y habiendo hecho una excavacion, quedé convencido de ello enteramente. Continué mis indagaciones, que seria muy largo referir aquí, cuyo resultado es el siguiente.

Estos gusanos ó larvas marchan siempre entre dos tierras, en línea circular, y forman á fuerza de tiempo lo que llamamos coronas ó espacios vacíos de alfalfa, de los quales poco á poco se apodera la yerba. El gusano comienza por el primer pie que encuentra, pasa al segundo, viene despues al mas cercano del primero, y poco a poco establece su galería, prosiguiendo así, de modo que el espacio que ha devorado parece que ha sido segado con la hoz. Si en esta especie de círculo se divisan algunas eminencias, es señal de que muchos gusanos trabajan á un mismo tiempo sobre diferentes líneas algunas veces se juntan dos coronas, ó solo las separa una fila de pies de alfalfa, y muchas quedan dos ó quatro plantas intactas en medio de una corona. El estrago continúa hasta

que la larva se hace un insecto perfecto, es decir escarabajo, que entonces sale de la tierra á poner los medios para reproducirse, y se entierra despues. (Véase la palabra ESCARABAJO.) Lo que me ha hecho presumir que el rinoceronte permanecia tanto tiempo en el estado de larva como el melolonta, es que sus excursiones y estragos duraban el mismo tiempo, lo qual se conoce en que las coronas no se hacen mayores despues que el insecto se ha trasformado en escarabajo. Si en este intervalo se entierran otros en su cercanía, harán nuevos destrozos, que durarán tanto como los primeros: ya pues que conocemos el origen del mal, solo nos resta hallar los medios de remediarlo.

He observado siempre que las alfalfas sembradas cerca de los bosques, de los árboles y principalmente de las alamedas padecian mas daño que las otras, y la razon es muy sencilla estos árboles sirven de amparo á los escarabajos quando salen de la tierra, porque se alimentan con sus hojas, y en ellos estan á cubierto del ardor del sol. Juntos por decirlo así en familia, encuentran fácilmente sus compañeras, y en llegando la época de enterrarse, hallan en la cercanía los medios de cumplir con el fin de su conservacion y reproduccion. De esta teoría pásemos ahora á la prác

tica.

1.° Quítense escrupulosamente del suelo del prado todos los excrementos de caballo, de asno y de mulo, y todas las boñigas de vaca y de buey, que son muchos, principalmente quando estos animales pasan aquí el invierno: quítense igualmente los excrementos que caen quando despues de haber cortado la alfalfa entran las caballerías á trasportarla, que son mas peligrosos que los primeros, puesto que conservan la humedad de la tierra, cubriéndola en la época ordinaria en que el escarabajo se entierra.

2.o Inmediatamente que se advierte que se seca un pie de alfalfa, es necesario abrir una excavacion al rededor, descubrir el gusano y matarlo. El amo vigilante visita por sí mismo su alfalfar, y no abandona la operacion hasta haberla concluido completamente: debe llevar consigo un saco pequeño lleno de grana de alfalfa, para esparcirla sobre la tierra que ha movido, y enterrarla, sin reparar que sea primavera ó verano: lo peor que puede suceder es perder un poco de grana. Hecha esta primera visita, debe contimuarla con freqüencia, y no cansarse nunca, porque este pequeño trabajo conservará su alfarfar sin embargo, estas siembras parciales serán poco útiles si es viejo el prado, porque el interior del suelo está lleno de raices que han absorbido el humus ó tierra vegetal, y las de las nuevas plantas no encontrarán con que alimentarse en este caso se hará lo que diré despues.

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§. V.

De las diferentes cosechas de alfalfa.

Si creemos la asercion del Ingles Hall, autor por otra parte de gran mérito, las provincias meridionales de Francia tienen la ventaja de dar hasta siete cortes de alfalfa cada año: la lástima es que no es cierto , por favorables que sean las estaciones, y aun quando tengan los elementos á su disposicion, y el agua necesaria para regar el campo quando quieran. Si se corta la planta antes que esté en flor, solo se recoge una yerba aquosa de poca consistencia, y que pierde las tres quartas partes de su sustancia desecándose. Suponiendo que el primer corte se haga á principios de Abril, que es lo mas temprano que puede hacerse, no se puede concebir cómo ha de tener la alfalfa tiempo para florecer siete veces antes de los primeros frios? Rara vez se pueden hacer mas de cinco cortes, y en las provincias de que habla Hall regularmente son quatro si la estacion ha sido favorable, y aun esta produccion es muy suficiente. Ningun campo produce numéricamente tanto como un buen alfalfar es una renta limpia y neta que dura diez años, que no exige ningun cultivo ni avance alguno, mas que el de preparar bien el campo, comprar la grana, y pagar los segadores. En el pais en que habito se arriendan comunmente por doscientos y cincuenta ó trescientos reales al año las mil varas de superficie. ¡ Feliz el propietario que tiene muchos campos propios para alfalfares!

Muchos autores aseguran que la alfalfa prevalece en todas partes. Si esta asercion fuese tan verdadera como dicen, una gran parte de la Provenza y del Languedoc estaria cubierta de alfalfares, puesto que las praderas naturales son aquí muy raras por la falta casi absoluta de riego; pero la experiencia ha probado, sin dexar la menor duda, que en estas provincias particularmente, la alfalfa exîge un terreno que tenga mucha sustancia, que no sea arcilloso, y que el grano de la tierra no sea ni muy tenaz, ni muy

arenoso.

Si hay la proporcion de regar todo el año los alfalfares, crecerán mucho las plantas; pero serán muy aquosas, y el forrage que den será de muy mediana calidad: mas valdria convertir este campo en pradera natural, porque así seria mejor el heno.

En los campos muy arenosos ó que no tienen bastante fondo, siente mucho la alfalfa el calor y sequedad del verano; pero si sobreviene una lluvia, vuelve á ganar en algun modo el tiempo perdido , y desenvuelve bien pronto la humedad una vegetacion que estaba concentrada.

En las provincias del centro del reyno se hacen très cortes en los años regulares, y quatro en los mejores, y en las del norte de dos á tres quando mas.

Regla general: la planta no debe segarse hasta que esté bien florida, porque antes de esta época contiene mucha agua y sus xugos estan mal elaborados, y pasada se pone muy seca y muy

leñosa.

Los alfalfares se siegan como el heno á destajo ó á jornal: este último modo es mas costoso; pero tambien es mejor el trabajo, porque como los destageros no tienen otro interes que el de ganar pronto el dinero, siegan muy alto para acelerar el trabajo, y dexan los tallos que dañan esencialmente al cuello de la raiz, de donde deben salir otros nuevos. Este cuello está cubierto de pequeñas excrescencias, que se convierten sucesivamente en yemas, y despues en botones los espolones (Véase esta palabra.) secándose, hacen perecer las excrescencias que los rodean, y por esta razon importa mucho igualar exâctamente la superficie del alfalfar despues de haber sembrado la grana, y no permitir que ande por ella el ganado mayor despues del último corte, ni durante el invierno, tiempo en que la tierra está muy húmeda, porque la cima de la raizó cabeza de la planta cede al peso y presion de sus cuerpos, sus pies la sepultan con la tierra que comprimen; y de aquí se sigue, que pasando la guadaña sobre estas pequeñas hoyas, no podrá ir á buscar el cuello de los tallos, quedarán por lo mismo muchos espolones ó tronchos, y la alfalfa padecerá. Si estas hoyas son muchas, conviene para allanarlas hacer pasar á fines de invierno muchas veces consecutivas la grada de dientes de hierro por el terreno, labrar ademas ligeramente la superficie, y gradarla despues. Este pequeño trabajo no va perdido, porque la hermosura de la alfalfa indemniza ampliamente en el primer corte de los gastos de la labor.

Si la estacion lo permite, si hay el número de segadores conveniente, y las carretas y animales necesarios, debe elegirse un buen ayre del norte, un dia claro y sereno, en fin un tiempo asentado, y apresurarse á segar para aprovecharlo. Es mejor pagar algo mas por los jornales ó destajos, para que lo hagan bien y pronto, porque si la alfalfa se moja despues de cortada, pierde en gran parte, ó del todo, su color verde, principalmente si ha habido alternativas de lluvias y de sol, en cuyo caso pierde realmente parte de su calidad intrínseca, y mas aún de su precio para la vista del comprador.

Suponiendo que se haya segado en las circunstancias mas favorables, y aunque esté bien seca al parecer, no debe jamas levantarse del campo para encerrarla, hasta despues que el sol seque

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