braderas y nuevas máquinas, olvidadas hoy enteramente, sus partidarios se servian de ellas, y tenian por una cosa admirable ver los tallos de alfalfa bien alineados, poco apretados entre sí &c. sirviéndose para ello de un arado (V. esta palabra.) llamado cultivador; mas estas operaciones son inútiles, porque quando la alfalfa ha nacido bien, y se apodera de un campo, no exige ningun otro cuidado; pero á fuerza de querer perfeccionar los cultivos sencillos y buenos, multiplicamos los gastos, sin aumentar los productos en la misma proporcion. Estos mismos labradores encargan tambien que se siembre muy claro, para que de la raiz salgan muchos tallos; yo recomiendo, al contrario, que se siembren un poco espesas, porque no todas las granas nacen, y porque las plantas mas fuertes destruirán poco á poco los pies mas débiles si les incomodan. Este es un hecho que estoy viendo continuamente: sin embargo, es necesario convenir en que el sembrar demasiado espeso perjudica tambien á todo campo.

Yo creo, aunque no he hecho la prueba, que la alfalfa se podria sembrar sobre los trigos como el trébol (Véase esta palabra.), especialmente en el momento en que la nieve comienza á derretirse, porque entonces el agua entierra la grana. No es posible valuar justamente por su peso la cantidad de grana que necesita una superficie determinada de terreno, porque esto depende de la naturaleza del suelo y de la época de la siembra; pero siempre se deben sembrar mas espesas en Setiembre que al principiar el calor, pues que en la primera época las hormigas, los paxaros, las lluvias demasiado abundantes y las aguas estancadas destruyen parte de la semilla, quando durante el invierno y al comenzar el calor está expuesta á menos accidentes. Sin embargo, se puede decir que en una superficie de quatrocientas toesas quadradas, se debe sembrar poco mas de la décima sexta parte de un quintal de grana, peso de marco, y quando mas la duodécima, porque la semilla es muy menuda, y ahija mucho. La alfalfa se mejora mudando de clima: así conviene sembrar grana buena, y bien escogida, de una provincia un poco distante; pero si no se puede lograr, buena es la del pais. En el norte han vivido largo tiempo persuadidos á que se debia absolutamente hacer venir la grana de las provincias del mediodia, y entonces tenian razon, porque no se habia connaturalizado todavia bastante con el ciima; pero hoy, aunque útiles, no son ya indispensables estos largos transportes. Yo creo que en el dia seria mas ventajoso sacar la grana del norte, y sembrarla en el mediodia, porque aquí no ha sido renovada jamas. Vuelvo á repetirlo, la mutacion de climas es muy útil para la alfalfa, pero no tan esencial como para el trigo.

§. III.

De las preparaciones que exige la tierra antes de sembrarla, y del modo de hacer esta operacion.

En qualquiera época que se haga la siembra, debe estar muy bien desmenuzada la tierra, puesto que la grana que queda escondida baxo un terron no germina nunca de aquí la necesidad de dividir la tierra con freqüentes labores multiplicadas unas tras otras, y de pasar la grada despues de cada labor para que la operacion sea mas breve. Es dificil señalar el número de labores necesarias, porque dependen de la calidad de la tierra, cuyo grano puede ser mas o menos tenaz, y las moléculas mas ó menos fáciles de dividir.

La forma de la raiz de esta planta indica la necesidad absoluta de profundizar las labores, en cuyo artículo no se debe ahorrar ni tiempo ni trabajo; para ello seria mejor poner dos ó tres pares de bueyes al arado que uno solo. La duracion y bondad de un alfalfar depende en gran parte de lo que adelanta en el primer año, porque si la grana germina mal, y se siembra muy clara, la mala yerba la ahoga. En donde no hay la costumbre de servirse de arados fuertes, conviene hacer pasar los pequeños dos veces por el al menos en las dos primeras labores cruzadas. Si se siembra despues del invierno, hay bastante tiempo para preparar el suelo, porque dos labores dadas antes de esta época facilitan mucho la division profunda de la tierra que hace el arado; y por otra parte quedará bien desmenuzada por los yelos, porque el invierno, como se dice comunmente, es un excelente labrador.

mismo surco,

Quando la tierra está bien dividida, y pronta á recibir la semilla, es muy útil si los surcos son un poco profundos, pasar la grada, y sembrar despues: sobre la siembra se vuelve á pasar la grada, ya por el lado de los dientes, ya por el llano, y así sucesivamente , para que se entierre la grana, pero no muy profundamente. Es bueno tambien atar detras de la grada unos haces de espinos, cargados de algunas piedras ó pedazos de madera, para que igualen la tierra, y contribuyan á enterrar mejor la semilla esta práctica es muy provechosa. El punto esencial está en dividir bien la tierra, labrarla profundamente, no enterrar demasiado la grana, y cubrirla bien. Si despues de la sementera sobreviene una lluvia fuerte, todas las granas germinarán, y se verán muy pronto pulular las plantas por todas partes.

§. IV.

De los cuidados que exige la alfalfa despues de sembrada.

Quando el terreno le conviene, quando ha sido bien sembrada, y en fin quando ha germinado bien, no necesita ningunos. Este método no se parece al de los autores que prescriben como una condicion necesaria el limpiar el campo de todas las malas yerbas, tantas veces, quantas vuelvan á presentarse ó salir. Esta precaucion es inútil, y un gasto superfluo, si la alfalfa no ha sido sembrada muy clara. En este caso provenido de la mala calidad de la grana, del sembrador, ó del efecto de la estacion, es mejor segar las malas yerbas, dexarlas podrirse en el mismo sitio, y volver á sembrar el campo en la época conveniente al clima. En los paises en que los calores son moderados, y llueve en verano, se puede resembrar hasta fines de Agosto; pero no sucede así en las provincias del mediodia en los meses de Julio y Agosto, porque sequedad y el calor lo impiden.

la

Apenas elegí el Languedoc para mi retiro, hice sembrar alfalfa; y confiado en los escritos que habia leido en otro tiempo y en los métodos que conocia, mandé escardar rigurosamente la parte de un campo que acababa de sembrar. Los labradores se burlaban entre sí de mi cuidado; les pregunté la razon, y me respondiéron: la alfalfa sabe mas que V., déxela V. que ella matará las malas yerbas sin ayudarla. Tuviéron razon, porque la parte del campo que no habia sido escardada, estaba tan hermosa al año siguiente como la otra. Desde entonces no volví á tener la vanidad de sa- crificar mi dinero inútilmente.

Se me dirá acaso que las alfalfas perecen á fin de tiempo, porque las malas yerbas ó plantas gramineas se apoderan de ellas; pero respondo que estas plantas solo vegetan en los sitios en que han muerto ya los pies de alfalfa, y que mientras estos conservan su vigor, se defienden contra las malas yerbas, principalmente si estan todavia bastante juntos una sola mirada que se dé á un alfalfar en sus diferentes estados, probará lo que acabo de decir, mejor que

mis razones.

El mayor y mas terrible enemigo que tiene la alfalfa antes que el tiempo la destruya es el gusano de escarabajo melolonta (Véase esta palabra.), y el del insecto llamado frayle ó rinoceronte, que es el escarabajo rinoceronte de Linneo. Encargué al grabador que lo representase en la misma lámina del'escarabajo, y se le olvidó; pero es fácil reconocerlo en que es mas grueso que el esca rabajo melolonta, y en un cuerno único que lleva en la cabeza,

al