Floresta de leyendas heroicas españolas, Volumen 2

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Ediciones de "La Lectura", 1926
 

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Página 204 - ¡Ay! que ya presurosos suben las largas naves: ¡ay! que tienden los brazos vigorosos a los remos, y encienden las mares espumosas por do hienden.
Página 204 - La lanza ya blandea el árabe cruel, y hiere el viento, llamando a la pelea; innumerable cuento de escuadras juntas veo en un momento. Cubre la gente el suelo...
Página 78 - Las huestes de Don Rodrigo — desmayaban y huían cuando en la octava batalla — sus enemigos vencían. Rodrigo deja sus tiendas — y del real se salía: solo va el desventurado, — que no lleva compañía. El caballo de cansado — ya mudar no se podía : camina por donde quiere, — que no le estorba la vía.
Página 203 - Ya dende Cádiz llama el injuriado Conde, a la venganza atento y no a la fama, la bárbara pujanza, en quien para tu daño no hay tardanza.
Página 203 - Llamas, dolores, guerras, muertes, asolamientos, fieros males entre tus brazos cierras; trabajos inmortales, a ti ya tus vasallos naturales: a los que en Constantina rompen el fértil suelo, a los que baña el Ebro, a la vecina Sansueña, a Lusitana, a toda la espaciosa y triste España.
Página 90 - Fuéle luego revelado, de parte de Dios, un día, que le meta en una tumba con una culebra viva, y esto tome en penitencia por el mal que hecho había.
Página 85 - Fuese el Rey dormir la siesta por la Cava había enviado: cumplió el Rey su voluntad más por fuerza que por grado, por lo cual se perdió España por aquel tan gran pecado. La malvada de la Cava a su padre lo ha contado. Don Julián, que es traidor, con los moros se ha concertado que destruyesen a España, por le haber así injuriado.
Página 203 - En mal punto te goces, injusto forzador; que ya el sonido oyó, ya y las voces, las armas y el bramido de Marte, de furor y ardor ceñido.
Página 88 - El pastor sacó un zurrón, que siempre en él pan traía; diole de él y de un tasajo que acaso allí echado había; el pan era muy moreno, al rey muy mal le sabía, las lágrimas se le salen, detener no las podía, acordándose en su tiempo los manjares que comía. Después que...
Página 38 - Que á tus aras sacrifico.— Dicen que no respondió, Y que se enojó al principio, Pero al fin de aquesta plática Lo que mandaba se hizo. Florinda perdió su flor, El Rey quedó arrepentido, Y obligada toda Espana Por el gusto de Rodrigo. Si dicen quién de los dos La mayor culpa ha tenido, Digan los hombres, la Cava, Y las mugeres Rodrigo.

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