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la mar; y otros, que había cumplido lo que adivinó Séneca en la tragedia Medea, do dice: «Vernán tiempos de aquí a mucho que se descubrirán nuevos mundos, y entonces no será Thile la postrera de las tierras. Finalmente, él entró en la corte, con mucho deseo y concurso de todos, a 3 de abril, un año después que partió della. Presentó a los reyes el oro y cosas que traía del otro mundo; y ellos y cuantos estaban delante se maravillaron mucho en ver que todo aquello, excepto el oro, era nuevo como la tierra donde nascía. Loaron los papagayos, por ser de muy hermosas colores: unos muy verdes, otros muy colorados, otros amarillos, con treinta pintas de diversa color; y pocos dellos parecían a los que de otras partes se traen. Las hutias o conejos eran pequeñitos, orejas y cola de ratón, y el color gris. Probaron el ají (1), especia de los indios, que les quemó la lengua, y las batatas, que son raíces dulces, y los gallipavos, que son mejores que pavos y gallinas. Maravilláronse que no hubiese trigo allá, sino que todos comiesen pan de aquel maíz. Lo que más miraron fué los hcmbres, que traían cercillos de oro en las orejas y en las narices, y que ni fuesen blancos, ni negros, ni loros, sino como tiriciados o membrillos cochos. Los seis indios se baptizaron, que los otros no llegaron a la corte; y el rey, la reina y el príncipe don Juan, su hijo, fueron los padrinos, por autorizar con sus personas el santo baptismo de Cristo en aquellos primeros cristianos de las Indias y Nuevo Mundo. Estuvieron los reyes muy atentos a la relación que de palabra hizo Cristóbal Colón, y maravillándose de oír que los indios no tenían vestidos, ni letras, ni moneda, ni hierro, ni trigo, ni vino, ni animal ninguno mayor que perro; ni navíos grandes, sino canoas, que son como

(1) El ají es el pimiento, hoy ya tan conocido y usado de todo el mundo. (Nota D.)

artesas hechas de una pieza. No pudieron sufrirse cuando oyeron que allá, en aquellas islas y tierra nuevas, se comían unos hombres a otros, y que todos eran idólatras; y prometieron, si Dios les daba vida, de quitar aquella abominable inhumanidad y desarraigar la idolatría en todas las tierras de Indias que a su mando viniesen: voto de cristianísimos reyes y que cumplieron su palabra. Hicieron mucha honra a Cristóbal Colón, mandándole sentar delante dellos, que fué gran favor y amor; ca es antigua costumbre de nuestra España estar siempre en pie los vasallos y criados delante el rey, por acatamiento de la autoridad real. Confirmáronle su privilegio de la decena parte de los derechos reales: diéronle título y oficio de almirante de las Indias, y a Bartolomé Colón de adelantado. Puso Cristóbal Colón alrededor del escudo de arma que le concedieron esta letra:

Por Castilla y por León

Nuevo mundo halló Colón.

De donde sospecho que la reina favoreció más que no el rey el descubrimiento de las Indias; y también porque no consentía pasar a ellas sino a castellanos; y si algún aragonés allá iba, era con su licencia y expreso mandamiento. Muchos de los que habían acompañado a Colón en este descubrimiento pidieron mercedes, mas los reyes no las hicieron a todos. Y así, el marinero de Lepe se pasó a Berbería, y allá renegó la fe, porque ni Colón le dió albricias ni el rey merced ninguna, por haber visto él primero que otro de la flota lumbre en las Indias.

XVIII

Por qué se llamaron Indias.

Antes que más adelante pasemos quiero decir mi parecer acerca deste nombre Indias, porque algunos tienen creído que se llamaron así por ser los hombres destas nuestras Indias del color que los indios orientales. Mas paréceme que difieren mucho en el color y en las facciones. Es bien verdad que de la India se dijeron las Indias. India propiamente se dice aquella gran provincia de Asia donde Alejandro Magno hizo guerra, la cual tomó nombre del río Indo, y se divide en muchos reinos a él comarcanos. Desta gran India, que también nombran Oriental, salieron grandes compañas de hombres, y vinieron (según cuenta Herodoto) a poblar en la Etiopía que está entre la mar Bermeja y el Nilo, y que agora posee el preste Gian. Prevalecieron tanto allí, que mudó aquella tierra sus antiguas costumbres y apellido en el que trajeron ellos; y así, la Etiopía se llamó India; y por eso dijeron muchos, entre los cuales son Aristóteles y Séneca, que la India estaba cerca de la España. De la India, pues, del preste Gian, donde ya contrataban portogueses, se llamaron nuestras Indias, porque o iba o venía de allá la carabela que con tiempo forzoso aportó a ellas; y como el piloto vido aquellas tierras nuevas, llamólas Indias, y así las nombraba siempre Cristóbal Colón. Los que tienen por gran cosmógrafo a Colón piensan que las llamó Indias por la India Oriental, creyendo que cuando descubrió las Indias iba buscando la isla Cipango (1), que cae a par

(1) Léase VIAJES de Cristóbal Colón, volumen núm. 18 de la colección de Viajes clásicos, editado por CALPE.

de la China o Cataio, y que se movió a ir tras el sol por llegar más aína que contra él; aunque muchos creen que no hay tal isla. De cualquiera manera, en fin, que fué, ellas se llaman Indias.

XIX

La donación que hizo el Papa a los Reyes Católicos
de las Indias.

Luego que los Reyes Católicos oyeron a Cristóbal Colón, despacharon un correo a Roma con la relación de las tierras nuevamente halladas, que llaman Indias; y sus embajadores, que pocos meses antes habían ido a dar el parabién y obediencia al papa Alejandro VI, según usanza de todos los príncipes cristianos, le hablaron y dieron las cartas del rey y reina, con la relación de Colón. Nueva fué por cierto de que mucho se holgó el Santo Padre, los cardenales, corte y pueblo romano, y maravilláronse todos de oír cosas de tierra tan aparte, y que nunca los romanos, señores del mundo, las supieron. Y porque las hallaron españoles, hizo el Papa de su propia voluntad y motivo, y con acuerdo de los cardenales, donación y merced a los reyes de Castilla y León de todas las islas y tierra firme que descubriesen al ocidente, con tal que, conquistándolas, enviasen allá predicadores a convertir los indios que idolatraban. Inserto aquí la bula del Papa, por que todos la lean y sepan cómo la conquista y conversión de Indias, que los españoles hacemos, es con autoridad del vicario de Crísto.

GÓMARA: HISTORIA DE LAS INDIAS.-T. I.

4

LA BULLA Y DONACIÓN DEL PAPA

Alexander episcopus, servus servorum Dei, charissimo in Christo filio Ferdinando, regi, et charissimae in Christo filiae Elisabeth, reginae Castellae, Legionis, Aragonum, Siciliae et Granatae illustribus, salutem et apostolicam benedictionem. Inter caetera divinae maiestati beneplacita opera, et cordis nostri desiderabilia, illud profecto potissimum existit, ut fides catholica et christiana religio, nostris praesertim temporibus exaltetur ac ubilibet amplietur et dilatetur, animarumque salus procuretur, ac barbarae nationes deprimantur et ad fidem ipsam reducantur. Unde cum ad hanc sacram Petri sedem diuina favente clementia (meritis licet imparibus) evocati fuerimus, congnoscentes vos tanquam veros catholicos reges et principes, quales semper fuisse novimus, et à vobis praeclare gesta toti penè iam orbi notissima demonstrant, ne dum id exoptare, sed omni conatu, studio et diligentia, nullis laboribus, nullis impensis, nullisque parcendo periculis, etiam proprium sanguinem effundendo efficere, ac omnem animum vestrum, omnes que conatus ad hoc iam dudum dedicasse quemadmodum recuperatio regni Granatae à tyrannide Saracenorum hodiernis temporibus per vos, cum tanta divini nominis gloria, facta testatur. Digne ducimur nom immerito et debemus illa vobis etiam sponte et favorabiliter concedere per quae huiusmodi sanctum et laudabile ac immortali Deo acceptum propositum in dies ferventiori animo ad ipsius Dei honorem et imperii Christiani propagationem, prosequi yaleatis. Sanè accepimus quod vos qui dudum animum proposveratis aliquas insulas et terras firmas remotas et incognitas ac per alios hactenus non repertas quaerere et invenire vt illarum incolas et habitatores ad colendum Redemptorem nostrum, et fidem catholicam, re

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