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cientos o mil quintales de clavos que la nao Trinidad tenía y que habían allegado Gonzalo de Campos, Luis de Molina y otros tres o cuatro que se quedaron con Almanzor, y envió presos a Malaca cuarenta y ocho castellanos, quedando él a labrar una fortaleza en Terrenate: hecho que merescía castigo en Portugal cuando en Castilla se supo.

Cill

De otros españoles que han buscado la Especiería,

Fernando Cortés envió de la Nueva-España, el año de 1528, a Alvaro de Saavedra Cerón con cien hom bres en dos navíos a buscar los Malucos y otras islas por allí que tuviesen especias y otras riquezas, por mandado del emperador, y por hacer camino para ir y venir de aquellas islas a la Nueva-España, y aun pensando hallar en medio ricas islas y tierras. Solía él decir por esto:

De aquí aquí me lo encordonedes,
De aquí aquí me lo encordonad.

Pero aun hasta agora, que sepamos, no se ha descubierto por allí lo que imaginaba. Don Antonio de Mendoza, virrey de Méjico, envió al capitán Villalobos con buenas naos y gente, del puerto de la Navidad, que es en la Nueva-España, el año de 42. Platicó Villalobos en muchas islas de coral, que están a diez grados, y en Mindanao, do estuvo Saavedra Cerón, vido artillería. Estuvo en Tidore y Gilolo, donde los reyes los acogieron muy bien, diciendo que querían más a castellanos que a portugueses, e le pedían algunos para tenerlos consigo. Perdiéronse las naos y vino la gente a poder de portugueses. Entonces halló Bernaldo de la Torre de Granada, queriendo volver a la

Nueva-España, una tierra que duraba quinientas leguas, muy cerca de la Equinocial, de negros, y junto della islas de blancos. También iba Sebastián Gaboto a las Malucas, cuando el año de 26 se volvió del río de la Plata, como ya dijimos, pensando traer la especiería a Panamá o Nicaragua. Américo Vespucio fué a buscar las Malucas por el cabo de Sant Augustín, con cuatro carabelas que le dió el rey de Portugal, el año de 1; mas no llegó ni aun al río de la Plata. Simón de Alcazaba iba con docientos y cuarenta españoles a las Malucas el año de 34. No se supo valer ni llevar con la gente; y así lo mataron a puñaladas diez o doce de los suyos en el cabo de Santo Domingo, que es antes de llegar al estrecho de Magallanes. Otro año siguiente envió allá ciertas naos don Gutierre de Vargas, obispo de Plasencia, por amor y consejo del mesmo don Antonio, su cuñado, y pensando enriquecer más que otros; pero también se perdieron sin llegar a ellos, aunque una nao de aquéllas pasó el estrecho de Magallanes y aportó en Arequipa, y fué la primera que dió certidumbre de la costa que hay de aquel estrecho hasta Arequipa del Perú. Fueron asimesmo a buscar estas islas por hacia el norte Gaspar Cortes Reales, Sebastián Gaboto y Esteban Gómez, según al principio con

tamos.

CIV

Del paso que podrían hacer para ir más breve a las Malucas.

Es tan dificultosa y larga la navegación a las Malucas de España por el estrecho de Magallanes, que hablando sobre ella muchas veces con hombres pláticos de Indias, y con otros historiales y curiosos, habemos oído un buen paso, aunque costoso; el cual no solamente sería provechoso, empero honroso para el hace

dor, si se hiciese. Este paso se había de hacer en tierra firme de Indias, abriendo de un mar a otro por una de cuatro partes, o por el río de Lagartos, que corre a la costa del Nombre de Dios, nasciendo en Chagre, cuatro leguas de Panamá (1), que se andan con carreta, o por el desaguadero de la laguna de Nicaragua, por do uben y bajan grandes barcas, y la laguna no está des la mar sino tres o cuatro leguas: por cualquiera destos dos ríos está guiado y medio hecho el paso. También hay otro río de la Veracruz a Tecoantepec, por el cual traen y llevan barcas de una mar a otra los de la Nueva-España. Del Nombre de Dios a Panamá hay diez y siete leguas, y del golfo de Urabá al golfo de Sant Miguel veinte y cinco, que son las otras dos partes, y las más dificultosas de abrir; sierras son, pero manos hay. Dadme quien lo quiera hacer, que hacer se puede; no falte ánimo, que no faltará dinero, y las Indias, donde se ha de hacer, lo dan. Para la contratación de la especiería, para la riqueza de las Indias y para un rey de Castilla, poco es lo posible. Imposible parescía, como de verdad era, atajar veinte leguas de mar que hay de Brindez a la Belona; mas Pirro y Marco Varrón lo quisieron y tentaron para ir por tierra de Italia a Grecia. Nicanor comenzó de abrir cien leguas y más que hay de tierra, sin los ríos, para portear especias y otras mercaderías del mar Caspio al Mayor o Póntico; empero, como lo mató Tolomeo Cerauno, no pudo ejecutar su generoso y real pensamiento. Nitocres, Sesostre, Samnietico, Darío, Tolomeo y otros reyes intentaron echar el mar Bermejo en el río Nilo, abriendo la tierra con hierro, para que sin mudar navíos fuesen y viniesen con las especias, olores y medicinas del Océano al Mediterráneo; mas temiendo que anegaría la mar a Egipto si reventase las acequias o creciese

(1) Primera idea alusiva a la apertura del itsmo, hoy realizada, con el recién abierto canal de Panamá. (Nota D.)

mucho, lo dejaron, y porque la mar no estragase el río, pues sin él no valdría nada Egipto. Si este paso que decimos se hiciese, se atajaría la tercia parte de navegación. Los que fuesen a los Malucos irían siempre de las Canarias allá por el Zodíaco y cielo sin frío, y por tierras de Castilla, sin contraste de enemigos. Aprovecharía eso mismo para nuestras propias Indias, ca irían al Perú y a otras provincias en las mesmas naves que sacasen de España, y así se excusaría mucho gasto y trabajo.

CV

Empeño de la Especiería.

raya

Como el rey de Portugal don Juan el Tercero supo que los cosmógrafos castellanos habían echado la por donde nombramos y que no podía negar la verdad, temió perder el trato de las especias y suplicó muy de veras al emperador que no enviase a Jofre de Loaisa ni a Sebastián Gaboto a las Malucas, por que no se arregostasen los castellanos a las especias ni viesen los males y fuerzas que a los de Magallanes habían hecho sus capitanes en aquellas islas, lo cual él mucho encubría; y pagaba todo el gasto de aquellas dos armadas, y hacía otros grandes partidos; mas no lo pudo acabar con el emperador, que bien aconsejado era. Casó el emperador con doña Isabel, hermana del rey don Juan, y el rey don Juan con doña Catalina, hermana del emperador, y resfrióse algo el negocio de la Especiería, aunque no dejaba el rey de hablar en ella, moviendo siempre partido. El emperador supo de un vizcaíno que fué con Magallanes en su nao capitana lo que portugueses hicieron en Tidore a castellanos, y enojóse mucho, y confrontó al marinero con los embajadores de Portugal, que lo negaban a pie juntillas,

y que uno dellos era capitán mayor y gobernador en la India cuando portugueses prendieron los castellanos en Tidore y robaron los clavos, canela y cosas que traían en la nao Trinidad para él. Mas como fué grande la negociación del rey y nuestra necesidad, vino el emperador a empeñarle las Malucas y Especiería para ir a Italia a coronarse, año de 1529, por trecientos y cincuenta mil ducados y sin tiempo determinado, quedando el pleito en el estado que lo dejaron en la puente de Caya; y el rey don Juan castigó al licenciado Acebedo porque dió los dineros sin declarar tiempo. Empeño fué ciego, y hecho muy contra la voluntad de los castellanos que consultaba el emperador sobre ello; hombres que entendían bien el provecho y riqueza de aquel negocio de la Especiería, la cual podía rentar en un año o en dos, y fueran seis, más de lo que daba el rey sobre ella. Pero Ruiz de Villegas, que fué llamado al contrato dos veces, una a Granada y otra a Madrid, decía ser muy mejor empeñar a Extremadura y la Serena, o mayores tierras y ciudades, que no a los Malucos, Zamatra, Malaca y otras riberas orientalísimas y riquísimas y aun no bien sabidas, por razón que se podría olvidar aquel empeño con el tiempo o parentesco, y no estotro, que se estaba en casa. En conclusión, no miró el emperador lo que empeñaba, ni el rey entendía lo que tomaba. Muchas veces han dicho al emperador que desempeñe aquellas islas, pues con la ganancia de pocos años se desquitará, y aun el año de 1548 quisieron los procuradores de Cortes, estando en Valladolid, pedir al emperador que diese al reino la Especieria por seis años en arrendamiento, y que pagarían ellos al rey de Portugal sus trecientos y cincuenta mil ducados y traerían el trato della a la Coruña, como al principio se mandó, y que pasados los seis años, su majestad la continuase y gozase; mas él mandó desde Flandes, donde a la sazón estaba, que ni lo diesen por capítulo de Cortes ni ha

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