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abrian las puertas á quienes tan abiertos encontraban los corazonės.

Sin embargo, no todos estaban por don Fernando. Aun cuando el suyo fuese el mayor, habia, no obstante, otros partidos en el reino. Las dos princesas declaradas herederas por el testamento se hallaban en Castro-Toraf encomendadas por su padre al maestre y á los caballeros de Santiago, que las guardaban y defendian mas por galantería y compromiso que por desafecto á Fernando. Todo fué cediendo ante la actividad de doña Berenguela, que se hallaba ya á las puertas de la capital. Por fortuna los prelados de Leon, de Oviedo, de Astorga, de Lugo, de Mondoñedo, de Ciudad Rodrigo y de Coria, allanaron á Fernando el camino del trono leonés, adelantándose á reconocer el derecho que á él le asistia. De esta manera pudieron doña Berenguela y su hijo hacer su entrada en Leon sin necesidad de derramar una sola gota de sangre, y Fernando III. fué alzado rey de Castilla y de Leon, uniéndose en tan digna cabeza las dos corenas definitivamente, y para no separarse ya jamás (1),

Restaba deliberar lo que habia de hacerse con las dos princesas, doña Sancha y doña Dulce, contra quienes el magnánimo corazon de Fernando no consentia abusar de un triunfo fácil, ni la nobleza de do

(4) Rod. Tolet., lib. IX., c. 15-Chron. de San Fern., c. 15 y 16.

ña Berenguela permitia quedasen desamparadas. En todos estos casos se vea la discrecion privilegiada de la madre del rey. Apartando á su hijo de la intervencion en este negocio, por alejar toda sospecha de parcialidad, y por no hacer decision de autoridad lo que queria fuese resultado de concordia y composicion amistosa, resolvió entenderse ella misma con doña Teresa de Portugal, madre de las dos infantas, que, como en otra parte hemos dicho, vivia consagrada á Dios en un monasterio de aquel reino, para que el acuerdo se celebrase pacíficamente entre dos madres igualmente interesadas. Accedió á ello la de Portugal, y dejando momentáneamente su claustro y su retiro vino á reunirse con doña Berenguela en Valencia de Alcántara, que era el lugar destinado para la entrevista. Vióse, pues, en aquel sitio à dos reinas, hijas de reyes, esposas que habian sido de un mismo monarca, separadas ambas con dolor del matrimonio por empeño y sentencia del pontifice, motivada en las mismas causas, madres las dos, la una que habia abandonado voluntariamente el muudo por el silencio y las privaciones de un claustro, la otra que habia cedido espontáneamente una corona que por herencia le tocaba, ambas ilustres, piadosas y discretas, ocupadas en arbitrar amigablemente y sin altercados sobre la suerte de dos princesas nombradas reinas sin poder serlo. El resultado de la conferencia fué que como doña Teresa se penetrase de que seria inútil ta

rea intentar hacer valer para sus hijas derechos que los prelados, los grandes y el pueblo habian decidido en favor de Fernando, se apartara de toda reclamacion y se contentára con una pension de quince mil doblas de oro de por vida para cada una de sus hijas. Contento Fernando con la fácil solucion de este negocio, debida à la buena industria de su madre, salió á buscar á las infantas sus hermanas, que encontró en Benavente, donde firmó la escritura del pacto (11 de diciembre, 1250), que aprobaron y confirmaron los prelados y ricos-hombres que se hallaban á distancia de poder firmar. Tan feliz remate tuvo un negocio que hubiera podido traer sérios disturbios si hubiera sido tratado entre príncipes menos desiateresados ó prudentes y entre reinas menos discretas y sensatas que doña Teresa y doña Berenguela.

Visitó seguidamente Fernando las poblaciones de su nuevo reino, administrando justicia, y recibiendo en todas partes los homenages de las ciudades, y las demostraciones más lisonjeras de afecto de sus súbditos. Y como supicse que los moros, aprovechándose de su ausencia, habian recobrado á Quesada, encomendó al arzobispo de Toledo la empresa de rescatar para el cristianismo esta villa, haciéndole merced y donacion de ella y de lo demás que conquistase. El prelado Jimenez, que era tan ilustre en las armas como en las letras, y que reunia en su pergor.a las cualidades de apóstol insigne y de capitan esforzado,

no solamente tomó á Quesada, sino que adelantandose á Cazorla la redujo tambien á la obediencia del rey de Castilla, principio del Adelantamiento de Cazorla que gozaron por mucho tiempo los prelados de la iglesia toledana (1). Para ayudar al arzobispo envió luego el rey á su hermano el infante don Alfonso, dándole por capitan del ejército á Alvar Perez de Castro el Castellano, el que antes habia servido con los moros de Jacn y de Granada. Hallábanse à la sazon los musulmanes desavenidos entre sí y guerreándose encarnizadamente, en especial los reyes caudillos Aben-Hud, Giomail y Alhamar, que train agitada y dividida en bandos la tierra. La ocasion era oportuna, y no la desaprovecharon los castellanos, atreviéndose á avanzar, ya no solo hasta la comarca

(1) Adelantamiento: adelantado. Atribuyen muchos autores à San Fernando la institucion de esta nueva dignidad en Castilla. Sin embargo, Duarte Nuñez de Leon escribe que el padre de este rey, don Alfonso IX., tuvo ya por ade lantado de Leon á su primo bernano y cuñado Martin Sanchez, hijó de dor Sancho el poblador de Portugal. Salazar de Mendoza cuenta ya como Adelantado de Estrema dura à Fernan Fernandez en tiem po de don Alfonso el Noble. Y Bergauza nombra como rimer adelantado de frontera à don Sancuo Martinez de Xodar. «Adelantado, dice la ley de Partida (L. 22, tit. 9, p. 2), tanto quiere decir como ome metido adelante en algun fecho señalado por mandado del rey..... E! oficio de este es muy grande, ca es puesto por mandado del rey sobre

todos los merinos, etc. Era pues como el gobernador de una provincia con audiencia para sentenciar y definir pleitos: vinieron como á reemplazar á los condes, y fueron en la paz los presidentes justicias mayores de un reino, provincia ó distrito, y en la guerra como los gobernadores militares con tribunal de justicia en última instaucía. Salazar en sus Dignidades trae el catalogo de los adelantados de Castilla y de Leon en todos los reivados, y el de los adelantados de Cazorla. Verse tambien Berganza, Antigüed., tom. II., p. 137.-Covarrubias, Tesoro de la lengua, Duarte Nuñez de Leon, la Historia de San Pedro de Arlanza, las leyes de Partida, etc. Las funciones de estos magistrados variaron más adelante, como vcremos por la historia.

de Sevilla, sino hasta las cercanías de Jerez. Viéronse allí acometidos por la numerosa morisma que contra ellos reunió Aben-Hud, el mas poderoso de los musulmanes, y aunque los cristianos eran pocos se vieron precisados á aceptar el combatu á orillas de aquel mismo Guadalete, de tan funestos recuerdos para España. Pero esta vez fueron los sarracenos los que sufrieron una mortandad horible, cebándose en las gargantas muslimicas las lanzas castellanas, y cortándose entre los que perecieron a filo del acero deł brioso Garci-Perez de Vargas, el emir de los Gazules, que de Africa habia venido en auxilio de AbenHud, y á quien éste habia dado á Alcalá, que de esto tomó el nombre de Alcalá de los Gazules. Esta derrota de Aben Hud fué la que desconcertó su partido y dió fuerza al de su rival Alhamar y le facilitó la elevacion al trono, así como abrió á los cristianos la conquista de Andalucía. Las proezas que en este dia (1235) ejecutaron los castellanos acaudillados por Alvar Perez las celebraron despues los cantares y las leyendas. La hueste victoriosa regresó llena de botin y de alborozo, y encaminóse á Palencia, donde se hallaba el rey, á ofrecerle los despojos y trofeos de tan señalado triunfo (1).

(4) Omitimos las circunstancias maravillosas con que la Crónica de San Fernando (cap. 20, decora este glorioso suceso, y los milagros y apariciones que la buena fe del cronista le inspiró sin duda aña

dir. Pero no dejaremos de mencionar la célebre hazaña que se cuenta del famoso toledano Diego Perez de Vargas, hermano de Garci-Perez, del qual dice la crónica, que despues de haber inutilizado

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