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Fieles una Bula en que exortó à los Obispos, Reyes, Condes, Principes, y toda la Christiandad, à la guerra de España contra los Infieles concediendoles las mismas Indulgencias que à los defensores de Jerusalen: y nombró en lugar de su Santidad à nuestro Arzobispo de Tarragona Oldegario, como Legado à latere, para que todo se hiciese con su acuerdo y resolucion. Vease la Bula en el Apendice XVII.

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16 No tiene mas data, que Data Lateran. IV. Non. April. Pero en virtud de haber celebrado alli el Concilio General Lateranense, en el qual hay expresa mencion de la Cruzada de España, mandando vuelvan à tomar Cruces los que las habian dexado; (1) y estando entre otros Arzobispos el nuestro ; es muy creible y bien fundado, reducir la Bula al mismo tiempo del Concilio. Este se tuvo, no en el 1119. (como creyò Diago) sino en el 1123. en que está colocado. No le tenemos hoy con firmas de Pre

lados pero siendo el nuestro tan puntual en concurrir à Concilios, y viendole hecho Legado à latare en el mismo Palacio Lateranense, es muy creible suponerle presente.

17 Asistió tambien el Santo en otro Concilio celebrado por el Papa Inocencio II. donde se halla poco conocido nuestro Santo en el público, no solo por no haberse dado à luz aquel Concilio hasta el año de 1715. sino por no estar el nombre con total expresion. Este Concilio fue el Claromontano, mencionado por el mismo Papa Inocencio en la Carta impresa en el Tomo XX. pag. 522. donde apunta el dia del mes, no expresado en las Actas del Concilio tas del Concilio, que fue el 18. de Noviembre del año 1130. estando alli el mismo Papa con Obispos, Cardenales, y varios Arzobispos con sus sufraganeos. Entre los Arzobispos uno fue O. Terraconensi (esto es, Ollegarius Tarraconensis) como verás en el Tomo 7. de las Miscelaneas de Baluzio (que le publicó)

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pag.

:(1) Eos autem, qui pro Hierosolymitano vel HISPANO itinere Cruce sibi in vestibus posuisse noscuntur, & eas dimisisse; Cruces iterato assumere... apostoli ca auctoritate precipimus. Concil. Lateran. an. 1.1 23. can. XI.

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Tom. XXV.

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pag. 74. Alli vuelven los Padres à mencionar (en el ultimo Canon) la guerra sagrada de España: pues ocurriendo à la horrible maldad (comun en aquel tiempo) de los incendiarios; los intiman despues de la Excomunion', la penitencia de que concurran por un año à la guerra sagrada de Jerusalen, ù de España.

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Es digno de notar, que en todos estos Concilios donde hemos visto à los Padres de la Iglesia solicitos por nuestra guerra sagrada; es tuvo presente el Santo Metropolitano Oldegario: y por lo mismo podemos sospechar haber sido el motor que impelió à los Santos Padres à promulgar semejantes decretos pues como era ya tan sobresaliente en la Iglesia por Metropolitano de tan famosa Ciudad , por santidad de la persona, y por tantos Concilios Generales en que experimentaron sus recomendables prerrogativas, de sabiduria, eloquencia, y profundidad; era preciso le mirasen como à uno de los principales oraculos donde reynaba la gracia del Espiritu Santo. Al mismo tiempo habia la circunstan

cia de ser ésta la persona mas distinguida y venerable de la misma España de cuya restauracion se trataba: y entre todos los Padres era el unico Metropolitano presente por parte de las Españas. A este pues correspondia fomentar el sagrado empeño en los Concilios, y à él podemos agradecer los Decretos alli expedidos, segun el zelo que Dios encendió en su pecho para bien de su casa.

19 Esta solicitud del Santo por la guerra sagrada, y el honor con que el Papa le hizo su Legado Apostolico en Abril del 1123. sería un grande estimulo para el progreso de las conquistas del Conde de Barcelona. Diago refiere en el libro 2. de los Condes cap. 104. que S. Oldegario asistió como Legado del Papa à la guerra en que el Conde hizo tributaria à Tortosa, y à Lerida. Ya vimos arriba como dandose por segura la conquista de Tortosa, habia prevenido el Pontifice, quedase como Parroquia de Tarragona interin acababa ésta de restaurar su Diocesi, y el Santo por lo mismo zelaria como cosa propria la conquista: pero ni tuvo efecto

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por ahora la toma de Tortoni el hacerla tributaria fue despues de la Legacía del Santo, sino antes del 1123. segun Diago, que la antepuso, creyendo ser el Concilio Lateranense y la Legacía, proprios del año 1119. lo que no fue asi, sino del 1123. por lo que precediendo à este año la expedicion de Tortosa, precedió al Vicariato Apostolico del Santo. Pero no parece haber llegado Tortosa à ser Parroquia de Tarragona aun despues de aquel año: porque quando la tomaron los Christianos à fin del 1148. recibió luego Obispo, como alli se verà.

Da S. Oldegario la Ciudad en feudo al Conde Roberto.

20 Entre los Varones ilustres que concurrieron à la guerra sagrada de España, son muy del asunto los Normanos: porque aunque algunos volvieron à sus tierras; otros (con varias personas de la Francia) perseveraron acá: y uno fue el Caballero Normano Rodberto de Culeio, por sobrenombre Burdet (à quien los nuestros llaman Roberto de Aguilon,ò Aguillon)

el qual escogió vivir en Tarragona, como expresa Orderico al principio del libro 13. Tunc Normanus eques Rodbertus de Culeio, cognomento Burdet, in Hispania commorari decrevit, atque ad quamdam urbem, quæ Tarracona in antiquis Codicibus nuncupatur, secessit. Ibi passi leguntur tempore Gallieni In peratoris Sancti Martyres Christi Fructuosus Episcopus, & Augurius, & Eulogius Diaconi, qui primo in carcerem trusi, deinde flammis injecti, exustis vinculis, manibus in modum crucis expansis, orantes ut urerentur, ова tinuerunt... Tarracona Metropolitana &c. como arriba num. 1 3.

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Esto prueba que Tarragona no solo era de Chris

tianos, sino que tenia ya alguna poblacion, por solicitud del Santo Arzobispo y sus antecesores: pues de otra suerte no se huviera quedado à vivir alli Roberto: y esto se previene, por haber quien lo dude, como luego veremos. Diez años empleó el Santo en restaurar la poblacion, desde el año de 1118. pero como era tanta la maleza en que la halló (nacidos arboles denQ 2

tro

tro de la Catedral, segun antes vimos por el mismo Orderico) y como el Santo hizo viages à Concilios fuera de España, y la frontera de los enemigos distraia la atencion para defenderse de sus hostilidades; no cundia la obra conforme à los deseos. Estos eran de verla perficionada y como por sí solo no podia llenar à un mismo tiempo las dos solicitudes de lo espiritual y material; quiso partirlas, tomando para sí la primera, y buscando à quien encomendar la segunda.

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Consultó el punto con el Conde de Barcelona D. Ramon Berenguer III. con Obispos, y personas mas distinguidas y de comun acuerdo, pero especialmente por instancia del Obispo de Vique D. Ramon resolvió dar la Ciudad en feudo con titulo de Principe de Tarragona al expresado Roberto, que como Varon ilustre, Capitan esforzado, y hombre cuyo zelo tenian ya experimentado en exponerse por defenderla, des

de que la escogió para vivir, llenaria los deseos de todos, mirando como propria la empresa de restituir la Ciudad à su grandeza.

23 Desde el medio del Siglo undecimo anduvieron los Condes de Barcelona solicitos por restaurar à Tarragona, à cuyo fin D. Ramon Berenguer I. dió al Vizconde de Narbona D. Berenguer la Ciudad y su termino, para que la restaurase, con titulo de Condado de Tarragona, y con los pactos expresados en la Escritura de que trata Diago libro 2. Cap. 29.

24 No tuvo efecto esta providencia, y la volvió à renovar en el año de 1060. en que dió la Ciudad de Tarragona con el Castillo de encima del puerto del mar con titulo de Vizcondato al Caballero Bernardo Amat deClaramunt, con las condiciones referidas por el citado Autor cap. 48. Pero tampoco hizo la restauracion, como prueban los su❤ cesos referidos en las donacio nes posteriores con que la Ciudad fue cedida à la Sede Apostolica, y à la propria Iglesia de Tarragona, en tiem po del Arzobispo D. Berenguer, y del presente S. Oldegario.

25 Considerando todo esto el Santo Arzobispo, y deseoso de ver en sus dias concluido lo que tan perezosos

tiempos no habian adelantado; escogió el eficaz medio de poner la Ciudad en manos varoniles y Marciales de Roberto, Varon ya conocido cómo capaz del desempeño, y à este fin le hizo Principe de la Ciudad, escriturando la donacion condicio nes, y fidelidad debida à los Arzobispos, en la conformi dad expresada en la misma Ecritura que ponemos en el Apendice bajo el año 1128. en que se hizo.

26 A esto añadió el Santo nueva confirmacion, haciendo que Roberto fuese à Roma, para que el Papa Honorio aprobase lo dispuesto, como lo hizo declarando que gozase el Condado Tarraconense libre de servidumbre seglar y bien despachado el Conde, fue à su tierra à recoger compañeros y Soldados que le ayudasen en la empresa, como afirma el que vivia entonces, Orderico, el qual despues de las palabras dadas en el num. 4. dice asi: Denique Rodbertus instinctu Præsulis Honorium Papam adiit velle suum ei denunciavit : Tarraconensem Comitatum ab omni exactione sæculari liberum dono Pape

recepit: & reversus, validis sodalibus quæsitis, sibique adjunctis, usque hodie custodit, ethnicisque resistit.

27 En la ausencia del Conde sucedió una cosa muy notable: pues aunque debió ser algo larga, por el viage à Italia , y de alli à Nortmandia, para reclutar fuerzas, y volver à Tarragona; con todo eso, aunque habia enemigos à la puerta, no hizo falta su persona, por haberse revestido su muger Sibila (hija de Guillermo Čapra) de un espiritu tan varonil y esforzado, que desempeñó el empleo de Gobernador de la plaza: porque no solo daba ordenes, sino que de noche se armaba como Soldado con armadura llevando su baston en la mano, subia à las murallas, daba vuelta à la plaza y exortaba à los Centinelas y demas Soldados à la vigilancia de modo que no huviese temor de la sorpresa de enemigos por incuria de los defensores, como afirma en el mismo sitio el ya citado, que con razon la elogia, no solo por lo bien parecida, y moza, sino porque con estas prendas juntaba la que

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