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vos habian andado, y despues que estaban cansados, sentábanse y bebian, y descansados tornaban al llanto hasta que acababan la chicha.

b. Pues despues de la muerte de Atabalipa el Marqués D. Francisco Pizarro alzó por Señor á Tubalipa hijo de Guainacapa y hermano de Guascar, á quien venia el señorío. Este habia venido á ver á Atabalipa cuando estaba preso haciéndose muy su amigo y fingió estar enfermo todo el tiempo que Atabalipa estuvo no saliendo de un aposento. Esto hizo este temiéndose no le mandase matar Atabalipa como á los demas hermanos. Pues alzado por Señor en conformidad de los naturales, estando un dia comiendo y Challicuchima con él, el Challicuchima le convidó con un vaso de chicha, que ansí lo tenian de costumbre convidarse, y en la chicha le dió ponzoña al Tubalipa, de manera que se fué consumiendo y vino á morir en Xauxa á cabo de siete ó ocho meses. Estos indios conoscian yerbas para matar con ellas á los meses ó años que querian. Pues alzado Tubalipa por Señor, como digo, el Marqués D. Francisco Pizarro mandó apercibir la gente toda para ir á Xauxa diciendo que todo el tesoro que de allí adelante se hallase seria para todos. Pues contentos los que vinieron con Almagro se aderezaron todos para la partida. Partidos de Caxamalca el Marqués D. Francisco Pizarro con toda la gente y con el nuevo señor Tubalipa y Challicuchima con guarda, fuimos caminando hasta Guamachuco: llegados allí no daban recaudo para poder pasar adelante de indios, á causa de que el Challicuchima secreptamente se lo mandaba, porque era mas temido en la tierra que el nuevo Señor ya dicho. Esto hacia este Challicuchima por dos cosas, la una porque echasen menos á Atabalipa, y ansí lo decía

él que si con nosotros viniera las piedras se tornaran indios; la otra cosa era por matar algunos caciques de quien él estaba enojado como paresció aquí, que hablando con el Marqués le dijo: mira, Señor, cuan poco caso hacen de Tubalipa, pues no tienen proveidos los tambos: déjame tu á mí hacer y verás cuan proveido está todo. El Marqués le dijo haz lo que quisieres. Habida esta licencia el Challicuchima llamó á todos los caciques de la comarca deste Guamachuco, y haciendo traer tantas piedras grandes cuantos caciques habia y principales, las hizo poner en la plaza por órden, y á los caciques que todos se tendiesen en el suelo y pusiesen las cabezas encima de las piedras, y tomando otra piedra en las manos cuanto podia alzar, dió con ella al primero en la cabeza, que como tenia la cabecera blanda se la hizo una tortilla, queriendo hacer ansí á todos los demas. Oido el Marqués esta crueldad envió de presto á mandar que no pasase adelante, y ansí se entendió la maldad de este; y cierto hobo muy mal aviamiento en todos los tambos mientras este vivió porque no obedescian al Tubalipa de miedo dél. Y estos naturales de Caxamalca y Guamachuco y sus comarcas es gente dispuesta: traian los cabellos largos y en las cabezas unas madejas de lana colorada al rededor, é idolatraban como los demas ya dichos y teniendo al Sol por principal ídolo por mandado de los Ingas, porque estos adoraban al Sol. Pasados de aquí fuimos por nuestras jornadas hasta Guailas: esta gente de Guailas era gente sucia á lo que los naturales decian, porque se decia dellos que comian la semilla que la muger echaba cuando se ayuntaban con ella. Esta gente es así dispuesta: traian tambien los cabellos largos y unos rodetes en las cabezas, que llaman

ellos pillos, y unas hondas muy blancas al rededor. Daquí pasamos á los Atabillos, Tarama y Bombon que es otra provincia. Traen estos unas toquillas al rededor de las cabezas, el cabello largo estas toquillas son pintadas de amarillo y colorado. De aquí pasamos á Xauxa donde se hubo un reencuentro con los indios de guerra que allí habia dejado Challicuchima cuando fué á Caxamalca como está dicho, los cuales indios huyeron pe→ gando fuego á un galpon grande que en Xauxa habia, á otros depósitos de comidas. Quemaron este galpon grande á fin de esconder cierto tesoro de oro que allí dejaban, para que con el fuego se encubriese, y ansí despues del fuego muerto se hallaron en él algunos cán¬ taros de oro y de plata y vasos, aunque otra cantidad de tesoro, se entendió después habian enviado á Lunaguana á esconder por ser valle cercano á Xauxa y escondido del camino. Esta gente de guerra se fué retirando al Cuzco y á juntarse con Quizquiz, aunque en el camino hobo algunas refriegas con ellos como adelante diré.

Llegados pues á este valle de Xauxa, el Marqués se detuvo aquí algunos dias para que descansase la gente y para ver este asiento de Xauxa para poblar en él un pueblo como se pobló, el segundo que en el reino se pobló, que despues se pasó á Lima donde agora está poblado, por tener el puerto cerca. Pues estando en esto algunos dias Tubalipa murió de los bebedizos que Challi+ cuchima le dió en Caxamalca como tengo dicho: y despues destar descansada la gente el Marqués acordó dejar aquí españoles, y ansí lo hizo, aunque por entonces no hizo la fundacion dél hasta que volvió del Cuzco. Pues acordado esto mandó apercebir la gente que habíamos de ir con él al Cuzco, mandando á Soto fuese adelante tres

ó cuatro jornadas dél con alguna gente ligera, y que le diese aviso siempre de lo que adelante habia; y ansí nos partimos los unos y los otros. Estos naturales de Xauxa son dos parcialidades, unos que llaman Xauxas, y otros Guancas; todos ellos traen los cabellos largos y una manera de coronas en la cabeza, cortado el cabello. Los Xauxas traen unas fajas coloradas al rededor de las cabezas, de anchor de una mano: las Guancas las tracn negras: su habla es la comun que llaman Guichuasimi, que es lengua que el Señor mandaba se hablase generalmente, porque cada provincia tenia lengua por sí, diferentes unas de otras, y las de los señores y orejones era la mas escura de todas, y la de Puerto Viejo, porque el hablar destos de Puerto Viejo casi chiIlan como gatos. Poco diferia esta lengua de los Guancas á la comun, como la de los portugueses á la de los castellanos: digo la destos Xauxas y Guancas.

A un lado mas abajo desta provincia caen las Chachapoyas: esta gente es gente de guerra: traen las cabezas tresquiladas á partes; dicen que eran ladrones: las mugeres destos son en comun hermosas. Acuérdome oí decir un dia á Atabalipa al Marqués D. Francisco Pizarro que en esta provincia habia una sierra que de tantos en tantos tiempos le ponian fuego á un monte pequeño que en ella se criaba, y que despues de muerto el fuego hallaban en ella plata derretida, y esto fué causa de que el Marqués D., Francisco Pizarro no señalase su marquesado, porque aguardaba á tomallo en esta provincia y en la de Guanuco, pretendiendo de trocar los indios á los que allí los tenian con licencia de S. M.: digo questa sierra dijo Atabalipa caia donde he dicho ó en los Guancachupachos: no estoy bien en qué provincia

destas dijo que era, aunque á lo que me quiero acordar dijo en los Chachapoyas.

Pues partidos de Xauxa para el Cuzco como tengo dicho, yendo Soto adelante, fuimos caminando, y en Vilcas al Soto le salieron cierta gente de guerra, y en una cuesta arriba que se sube para entrar en Vilcas, y allí tuvieron un reencuentro, y los españoles desbarataron á los indios; matamos á algunos, y desto el Soto luego dió aviso al Marqués D. Francisco Pizarro. El Marqués envió á mandar á Soto le aguardase antes de entrar en el Cuzco tres ó cuatro jornadas, lo cual el Soto no hizo, á cuya causa estuvimos todos por perdernos. Fué el caso que yendo Soto con mala intencion para entrar en el Cuzco primero que el Marqués, tuvo nueva que en Vilca Conga, diez leguas del Cuzco, estaba toda la gente de guerra junta aguardándonos para darnos batalla por ser lugar fuerte para ellos á causa de haber una sierra agra (de subida tiene mas de una legua) y parescelles á los indios que cuando los caballos acabasen de subir esta sierra estarian cansados y se aprovecharian dellos mejor questa tierra llana, como casi fué así si Dios nuestro Señor no lo remediara. Pues entendidos los soldados que con Soto iban, uno dellos avisó al Marqués de su intencion, el cual aviso nos llegó al rio de Avancay. Sabido pues el Marqués esto mandó á D. Diego de Almagro fuese en su seguimiento y le detuviese donde le alcanzase; y apercibida toda la mas gente que aquí iba, la dió á D. Diego de Almagro para que con ella fuese, quedándose el Marqués con hasta veinte ó veinte y cinco hombres, los mas de á pie que guardaban á Challicuchima; y cierto si la tierra no estuviera indivisa, aquí todos peresciéramos. Pues partido. Almagro, Soto tuvo nueva de como iba, y

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