די En 1716, con motivo de remover una losa de la sepultura de la Condesa, las religiosas quisieron reconocer el cadáver de Don Gaspar, que consideraban se hallaria incorrupto; y, aunque no lo estaba, vieron que se hallaba en dos cajas: una de madera, forrada de terciopelo carmesí, guarnecida con galones de oro fino, y otra, dentro de la primera, de plomo, y tan ajustada al cuerpo, que con dificultad pudo romperse sino lo preciso para ver el cadáver. Hallóse el cuerpo vestido de felpa y con el manto capitular consumido, la cabeza, con parte del cabello, metida en el sombrero, y los huesos muy blancos. Sacáronle una cruz de madera de las de Santo Toribio, que tenía en el pecho, y que las religiosas guardaron. FIN DEL TOMO OCHENTA Y CUATRO. |