Obras completas de Don Francisco de Quevedo Villegas: Poesías

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E. Rasco, 1907
 

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Página 206 - No he de callar, por más que con el dedo, ya tocando la boca, o ya la frente, silencio avises, o amenaces miedo. ¿No ha de haber un espíritu valiente? ¿Siempre se ha de sentir lo que se dice? ¿Nunca se ha de decir lo que se siente?
Página 387 - Todo tras sí lo lleva el año breve de la vida mortal, burlando el brío al acero valiente, al mármol frío que contra el tiempo su dureza atreve. Antes que sepa andar el pie, se mueve camino de la muerte, donde envío mi vida oscura : pobre y turbio río, que negro mar con altas ondas bebe.
Página 421 - Retirado en la paz de estos desiertos, con pocos pero doctos libros juntos, vivo en conversación con los difuntos y escucho con mis ojos a los muertos. Si no siempre entendidos, siempre abiertos o enmiendan, o fecundan mis asuntos; y en músicos callados contrapuntos al sueño de la vida hablan despiertos.
Página 211 - Señor Excelentísimo, mi llanto ya no consiente márgenes ni orillas : inundación será la de mi canto. Ya sumergirse miro mis mejillas, la vista por dos urnas derramada sobre las aras de las dos Castillas. Yace aquella virtud desaliñada, que fue, si rica menos, más temida, en vanidad y en sueño sepultada.
Página 210 - Pues sepa quien lo niega y quien lo duda que es lengua la verdad de Dios severo y la lengua de Dios nunca fue muda.
Página 377 - Ya no es ayer; mañana no ha llegado; hoy pasa, y es, y fue, con movimiento que a la muerte me lleva despeñado. Azadas son la hora y el momento, que, a jornal de mi pena y mi cuidado, cavan en mi vivir mi monumento.
Página 212 - Hilaba la mujer para su esposo la mortaja primero que el vestido; menos le vio galán que peligroso. Acompañaba el lado del marido más veces en la hueste que en la cama; sano le aventuró, vengóle herido. Todas matronas y ninguna dama, que nombres del halago cortesano no admitió lo severo de su fama.
Página 213 - Del mayor infanzón de aquella pura República de grandes hombres, era una vaca sustento y armadura.
Página 273 - Más alcaides he tenido que el castillo de Milán; más guardas que monumentos ; más hierros que el Alcorán; más sentencias que el Derecho; más causas que el no pagar; más autos que el día del Corpus; más registros que el misal ; más enemigos que el agua; más corchetes que un gabán; más soplos que lo caliente ; más plumas que el tornear.
Página 329 - El Parnaso Español, Monte en dos cumbres dividido, con las Nueve Musas Castellanas. — Donde se contienen Poesías de Don Francisco de Quevedo Villegas, Caballero de la Orden de Santiago, y Señor de la Villa de la Torre de Juan Abad...