Me preguntaron por drogas y hablé del amor

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Bolaño dijo que la poesía entra en el sueño como un buzo muerto en los ojos de Dios. En este poemario Dios esnifa paraísos perdidos, escucha a Cal Tjader, lee a Kafka. Alguien le revienta la cabeza al Altísimo con una Beretta calibre 22. Keep Calm. Como cualquier yonqui enamorado, del maldito sueño renace.

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