“Hay cuatro lenguas en el mundo que merece la pena utilizar”, dice el Talmud, “el griego para cantar, el latín para guerrear, el siríaco para honrar a los muertos y el hebreo para hablar.” Esta cita da inicio a un recorrido histórico, científico e intelectual en torno a una pregunta fascinante. ¿Es verdad que el mundo es diferente según la lengua que hablamos? ¿Influye nuestra lengua en la manera en que pensamos y nos comportamos?
Guy Deutscher, uno de los lingüistas más prestigiosos del mundo, pone en duda la afirmación en boga, de que el lenguaje es completamente fruto de la naturaleza. Para revisar los terrenos inexplorados de esta teoría, el autor propone una odisea que nos lleva desde Homero a Darwin, desde científicos a seres primitivos, desde los pasillos de Yale a las riberas del Amazonas, desde cómo nombrar el arco iris a por qué la palabra agua en ruso –que es femenina– se vuelve masculina cuando se le añade una bolsita de té... Una exploración, en definitiva, de algunas de las cuestiones más fascinantes y controvertidas de la lengua, la cultura y la mente humanas.
De manera lúdica, provocativa y rigurosa, Guy Deutscher argumenta la influencia de nuestra lengua madre en la manera en que percibimos el mundo.