El mundo de Ben Lighthart

Ben se despierta en un hospital con los ojos vendados. No recuerda qué ha sucedido. Poco a poco, toma conciencia de su situación: un accidente lo ha dejado ciego. Al principio, el joven se deja llevar por la desesperación y la amargura. No acepta su ceguera y no consigue vivir con ella. Poco a poco, se da cuenta de que tiene que rehacer su vida en un mundo sin luces ni colores, pero donde sus otros sentidos cobran una gran importancia. Ben descubre que ser ciego no es estar solo, y encuentra personas, como las enfermeras, su familia y sus amigos, que le ayudan a elegir el sendero adecuado. Al final, tiene que dejar el hospital para ir a un centro especializado en su problema. Comprobará que la ceguera permite centrar la atención en un mundo lleno de personas entrañables, que comparten sus miedos y sus esperanzas.