Animismo: el umbral de la religiosidad

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Siglo XXI, 2005 - 330 páginas
Los autores entienden que en el desarrollo antropológico de la humanidad hay un punto crucial al nivel del conocimiento, que es aquel momento o fase de la evolución específica en que la inteligencia del homínido, ya hecha racional, se torna además reflexiva. La condición “racional” hace que la inteligencia humana pregunte y se interrogue buscando en los fenómenos de la realidad algo que la Naturaleza obviamente se obstina en negar: el sentido de las cosas. Una pluralidad de sentidos: de la vida, de la muerte, del entorno y el mundo exterior, del mundo interno, de las relaciones intersubjetivas... Cuando el hombre empieza a fabricar respuestas es que ha entrado ya en una nueva etapa antropológica: la fase de la “reflexión”. Al efecto da lo mismo que las respuestas sean correctas o inadecuadas, lo que importa es la capacidad para idearlas. Pues bien, en ese contexto y fase antropológica de la reflexión es cuando nosotros creemos que la Idea Animista quedó implantada en el cerebro humano. Como una respuesta ideada por el intelecto del Homo sapiens sapiens para explicarse la realidad. En este estudio se contempla al Animismo -el animismo primigenio- como el tránsito evolutivo, producto de la razón en reflexión y paradigma de la Antropología Cultural.

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