Los movimientos en la historia de la Iglesia

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Encuentro, 23 feb 1999 - 256 páginas
En la historia de la Iglesia, sobre todo en los momentos de crisis cultural y eclesial o en los grandes momentos de cambios de época, nos encontramos con lo que Hans Urs von Balthasar llamaba los grandes dones de santidad que Cristo regala a la Iglesia. Es algo de lo que participa el fenómeno de los movimientos eclesiales, frecuentemente unido a grandes figuras de santos. Junto a la forma permanente y básica de la vida eclesial -con su estructura sacramental y ministerial establecida por Cristo-, se da también una vida del Espíritu Santo, reflejada en sus continuas intervenciones a lo largo de la historia: los carismas, que vivifican la vida sacramental básica. El presente libro nos ayuda a leer estos fenómenos, que suelen venir acompañados de tensiones y sufrimientos, dentro del gran caudal que es la historia de la Iglesia. Como valor añadido, un amplio apéndice recoge el encuentro de los movimientos con el Papa el 30 de mayo de 1998 y una reseña de todos los movimientos que participaron en dicho evento.
 

Índice

Sección 1
5
Sección 2
7
Sección 3
21
Sección 4
36
Sección 5
40
Sección 6
46
Sección 7
58
Sección 8
65
Sección 9
86
Sección 10
105
Sección 11
115
Sección 12
123
Página de créditos

Términos y frases comunes

Pasajes populares

Página 18 - La Iglesia es en Cristo como un sacramento, o sea signo e instrumento de la unión íntima con Dios y de la unidad de todo el género humano (LG 1).
Página 18 - Cristo es la luz de los pueblos. Por ello este sacrosanto Sínodo, reunido en el Espíritu Santo, desea ardientemente iluminar a todos los hombres anunciando el Evangelio a toda criatura (cf.
Página 7 - Y él mismo constituyó a unos, apóstoles; a otros, profetas; a otros, evangelistas; a otros, pastores y maestros, a fin de perfeccionar a los santos para la obra del ministerio, para la edificación del Cuerpo de Cristo...
Página 17 - Christo, administrada por nosotros, y escrita no con tinta, sino con el Espíritu de Dios vivo ; no en tablas de piedra, sino en tablas de carne del corazon.

Referencias a este libro

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