El principio de la sabiduría

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ALBA Editorial, 12 feb 2014

Laura Tweedle Rambotham tiene doce años y es de una familia venida a menos. Su madre se gana la vida bordando pero está decidida a que tenga una buena educación, lo que para ella se resume en el siguiente principio: «Prefiero que seas buena y útil antes que inteligente». La envía, pues, a un prestigioso internado de Melbourne... donde lo primero que aprende la chica es que debe ocultar su origen y el modesto oficio de su madre.

Para H. G. Wells, El principio de la sabiduría (1910) era la mejor school story que había leído y sigue siendo, sin duda, una novela de formación rica, con pocas concesiones, sardónica y sorprendentemente moderna, salpicada con citas de Nietzsche y un profundo conocimiento de los maestros de la novela europea. Henry Handel Richardson se basó en su propia experiencia en el Presbyterian Ladies College de Melbourne para escribirla. La necesidad de adaptación –esto es, la necesidad de mentir–, el despertar sexual y las complejidades de un ambiente sumamente hostil se enfrentan en la intempestiva educación de su memorable heroína, que en cierto momento se sorprende a sí misma rezando para no tener «pensamientos distintos de los de las demás».

 

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Sobre el autor (2014)

Elena Bernado Gil es periodista de formación licenciada por la Universidad Complutense de Madrid, donde reside actualmente. Trabajó como corresponsal de prensa durante cinco años en París. Empezó su labor como traductora (de francés e inglés a español) en 1996. Desde entonces combina la traducción de textos de índole comercial para casas del sector del lujo como Dior o Hermès con la traducción de libros. Entre sus más de veinte obras traducidas se cuentan grandes clásicos, autobiografías, novela histórica, guías de viaje, obras de historia y guías del escritor.

Ethel Florence Lindsay Richardson nació en Melbourne en 1870. Su padre era un médico respetado pero en 1878, enfermo de sífilis, tuvo que ser ingresado en un hospital psiquiátrico, donde murió. La madre tuvo entonces que empezar a ganarse la vida y consiguió un empleo en la oficina de correos de la ciudad minera de Maldon. Envió a su hija a un internado, el Presbyterian Ladies College, de donde procederían las experiencias que novelaría en El principio de la sabiduría (1910). Su primera novela había sido, no obstante, Maurice Guest (1908), para la que ya había elegido el seudónimo de Henry Handel Richardson porque quería saber, según ella, si realmente era tan fácil «distinguir la obra de una mujer de la de un hombre». Se había preparado para una carrera como pianista en el conservatorio de Leipzig, que tuvo que abandonar, y se casó con el germanista inglés John George Robertson, con quien en 1903 se mudó a Londres, en cuya Universidad él impartiría clases. Profunda conocedora de los maestros de la novela decimonónica (Balzac, Zola, Fontane, Dostoievski, Turguénev), fue también una destacada seguidora del movimiento sufragista. Volvió brevemente a Australia en 1912 para documentarse para su trilogía The Fortunes of Richard Mahoney (1917-1929), para la que se inspiró en su propia familia. Murió en Hastings (East Sussex) en 1946.

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